Hoy vengo a confesar que soy una cotilla.
Cuando me hablan de cualquier cosa tipo persona, lugar, negocio, marca, ropa, trend… CUALQUIER COSA LITERAL, me pongo en modo Carmele Marchante pero con las herramientas de ahora, y más joven. Bueno, y con menos contactos…pero, eso, ya me estáis entendiendo, ¡no me seáis Z!
Lo primero que hago es meterme en Insta a ver si tiene cuenta. Ah, ¿qué aún no tiene usuario en Insta? Googleo claro. «Loqueseaqueestoybuscando cuenta de Instagram». Si resulta que lo encuentro, me arremango, me coloco bien las gafas, el moñete y empieza el cotilleo: primero el feed, luego las destacadas, algún reel, los IGTV paso que son muy largos, los stories del día y por últimos los links que tenga.
A partir de esos links ya sabéis lo que pasa: ¡empieza la fieshta! Que si página web, que si otras redes sociales, que a ver cuándo empezó en Twitter, anda mira tiene un blog, y ¿de qué habla? Esto me interesa, esto no, uy que pasado de moda, qué ofrece, cómo lo ofrece, a ver las fotos, ¿quién se las habrá hecho? No, estas son seleccionadas de la cámara del móvil, está claro. Bueno me vuelvo a IG. Contactos comunes, seguidores, seguidos, a ver quién le comenta… ¿Estará en TikTok? No, si casi no tiene reels no tendrá vídeos en TikTok… Está claro. Un momento, en LinkedIn. ¿Qué habrá cocido en LinkedIn? Me voy a su perfil directamente, formación académica, trabajo, uy que poco explica de cada trabajo o que pesadez con tanta explicación, y anglicismos, chica en castellano que no te entiendo redéu, publicaciones (aquí vienen otros «uff, no para» o «está en LinkedIn por estar porque total no aporta»), a ver qué nos cuenta en la intro del perfil, mira, tiene enlaces, vuelvo a la web… ya me la conozco. Acabo en el footer buscando la marca registrada de quien ha hecho la web y… REPEAT. Un momento, me quedaba decidir si la sigo o si solo he sido una stalker más.
En la mayoría de las ocasiones, 80% me atrevería a decir, si no más, soy una stalker de primera.
A veces pienso que las RRSS se hicieron para dejar de mirar a través del visillo y pasar a tener un buen mirador con vistas a la ciudad, al mar, a la montaña y al universo si nos ponemos. Para mi son el ojo de patio en el que me entero de lo que ha pasado en mi edificio, en el de al lado y en el de mi prima. Vas pasando de una cosa a otra casi sin darte cuenta, de manera automática, como si tuvieras un protocolo que seguir y lo haces sin pensar.
No me quejo, soy de pueblo, me gusta cotillear, no ser foco de cotilleo por supuesto, pero sí cotillear. Al menos un beneficio que creo que nos aportan las las RRSS frente a la vieja del visillo es que puedes elegir lo que muestras, a quién se lo muestras y cómo. No es como aquello que le decían a tu padre «pues he visto a tu hija en el parque con el chico del mechón rubio…» cuando tenías 15 años. Ahora eres tu la que enseña al del mechón rubio o no.
Pero bueno eso, esta es mi confesión. Soy cotilla y no me escondo. Y si me parece interesante lo que veo, lo digo y lo recomiendo y así somos más cotillas. Que a ti, que has llegado hasta el final de esta chapa, también te gusta más un cotilleo que a Mario Bros las setas… no te engañes… 😉
